Un pastor y su rebaño se encuentran con un lobo, cuando regresaban a casa trás su paseo de cada día.
Las ovejas comenzaron a balar y a correr sin dirección alguna.
El perro intentó protegerlas interponiéndose desesperadamente entre las presas y el cazador.
Las manos y la frente del hombre comenzaron a sudar y a enfriarse al mismo tiempo, mientras con su brazo alzaba un callado desafiante.
Todos actuaron como era de esperar ...
... Todos, menos uno.
Esa tarde, el lobo no tenía hambre.
Esa tarde, el lobo no tenía hambre.
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