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lunes, 29 de septiembre de 2014

Dormir Sin Soñar

        

        No creas que porque sueño contigo tienes que importarme. Muchas veces he soñado con monstruos que salían de mi armario, y de ninguno vuelvo a acordarme durante el día.

        La noche permite casi todo, permite hasta lo que no nos gusta permitir. La luz atrae reproches que llegan de todas partes, pero a mi eso no me importa. Los reproches no me hacen tanto daño, ni siquiera los que vienen desde dentro de mí.

Antes me gustaba ver anochecer, pero antes. Ahora mis monstruos y tu imagen no me dejáis respirar.

De noche debería ser más fácil vivir, pero no es más fácil. El sueño envuelve todo en una nebulosa que parece que suaviza los sentimientos, que parece que convierte todo en más sutil, que parece que hace que todo sea menos hiriente. Pero eso... que parece.  

  
        Si al menos pudiera dormir sin soñar... Soñar sin dormir, hace mucho que dejé de hacerlo.

Siempre aprendemos a olvidar lo que sabemos que es imposible, aprendemos a creer que no lo queremos. Aprendemos, y de eso se trata... a no ser infelices.

Por eso, yo ya no quiero nada. Ni siquiera a ti.

No creas que necesito contar esto, es que me da la gana. 



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